martes, 14 de abril de 2015

Por donde empiezo?...

Han transcurrido tantas cosas, no se si físicas, pero al menos si en mi cabeza (nada nuevo), la ultima entrada publica es de hace casi un mes: wow! de verdad que he abandonado mucho esto, sinceramente no recuerdo mucho de mi vida en este mes, a veces se me olvida las cosas que no creo relevantes para cada día de mi vida.

Bacalar, un pueblo mágico, aunque le falta un poquitín.

Recientemente tomé el arrebato nuevamente de ir a Cancún, y digo arrebato porque mi economía esta un poco limitada, pero logre organizarme y sacar muchas deudas antes de irme, y bueno, me siento tranquila.

La laguna creanme es hermosa, ¿los siete tonos de azul? son evidentes y maravillosos, me movía muchísimo el hecho de conocer el famoso Cenote Azul, que para mi sorpresa y mis expectativas, aunque era bonito, no se me hizo extraordinario, algo que me desconcertó es el hecho de que sea un lugar publico y aún así se "cobre" por entrar; y aunque no es caro ($10.00 pesos mexicanos) creo que es una idea muy loca (por así decirlo).

Bacalar es para ir a pasar una tranquilidad espiritual, indefinida y satisfactoria. El zócalo es muy pequeño, y aunque es pintorezco, a mi perspectiva no podría considerarlo como un pueblo mágico definitivamente, creo que le falta mucho y en platicas con locales me comentaron que el título de pueblo mágico estaba a punto de perderlo.

Realicé mi viaje sola y a mochilazo, encargue la mayoría de mi maleta a mi amigo en Cancún. Hice mi primer parada en Chetumal para pasar a un cajero, puesto que en el GPS no me aparecía que el pueblo tuviera acceso al banco en el que guardo mi dinero, caminé un rato por Chetumal que no fue de mi agrado.

La noche en Bacalar fue deliciosa y frustrante, los pequeños restaurantes son deliciosos, probé la mejor pasta a la carbonara y el tiramisu estaba de muerte!, pero... ¿y el bar? era domingo y casi todo cerrado, terminé platicando con un chico originario del pueblo en el zócalo hasta las 3:00 AM.

Aunque estuve la mayoría del tiempo en Cancún, creo que lo mejor está a las afueras, en fin.

Fue un viaje un poco desconcertante:
1. Antes de irme estaba a punto de tomar la propuesta de un trabajo en Tula, Hidalgo, lo que me hacía dudar era el sueldo, y alguien (mi mejor amiga) me dijo lo que yo diría en esos casos: sabes que no es lo que quieres, si no, no lo dudarías tanto; no es tu única salida, solo ten un poco de paciencia para que llegue la propuesta que ni si quiera pensarás, sólo la tomarás. Y así, mi alma tomo la calma.

2. El suceso en la oscuridad, me llevo contra una pared. Cuando me decían que poco a poco me iría quedando sin amigos, pensé que eso no me sucedería a mi, de verdad creo que los amigos son contados, y tengo varios, pero de esos que puedes desgarrarte los ánimos son contadísimos! y vaya que este suceso me hizo sentir en desconfianza total, es raro, el cariño sigue ahí, pero ya no hay confianza.

3. Debería haber sentido la culpa, y no fue así. La definición de perra o cabrona siento que tampoco me aplica, ¿entonces?, me dejé llevar por la atención por la presencia, simplemente como pocas de las cosas que hago en esta vida, no lo pensé y lo hice porque en ese momento quise, y no, no me arrepiento ni nada que se le parezca, incluso podía considerarlo como algo sumamente fugaz que tal vez no recuerde muy seguidamente en un par de años.

Y esto solo es una parte de la historia.

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