Me libero.
Camino ciega y el corazon abierto.
Las piedras raspan, muelen cada dedo, los fracturan.
El corazón sigue abierto, no es con llagas ni mucho menos,
abierto de deseo por sentir el aire fresco,
como si pretendiera volar,
sin temor a ser devorado
como si pretendiera volar,
sin temor a ser devorado
cantando y silbando como si cada golpe
le hiciera gracia
Ya sabes, gracia de las que sueltan carcajadas
Sigue silbando, cantando y no lo entiendo.
Estoy a punto de caer,
estoy cayendo
estoy cayendo
mis pies destrozados, mis rodillas molidas,
golpes en los brazos,
manos sangrantes
Y el maldito corazón sigue silbando, abierto de par en par.
Devastada,
tirada en travesía por el camino (o eso imagino)
tirada en travesía por el camino (o eso imagino)
Escucho la canción del corazón:
Arriba, arriba, después a la derecha, después a la izquierda y ¡brincas!
<silbido>
La canción del corazón es el camino sin tropiezos.
Nunca la había escuchado.
Lo maldigo,
pero es mío.
No le hice caso,
Lo maldigo,
pero es mío.
No le hice caso,
Hasta hoy.
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